Yo pensé que había tenido suficiente después de haber visto la primera temporada. Ahora viendo mi reseña al respecto veo que había escrito que no iba a ver la segunda temporada. El tiempo pasó y Netflix insistía en que tenía que verla, así que un buen día hice click. Y resultó que arranca muy bien, más que bien. Desde un inicio nos ubicamos en el manicomio Braircliff, un loquero propiedad de la iglesia católica, regentado por una monja autoritaria como tantas, adonde va a parar un tipo acusado de atroces crímenes. Se suma la reportera quien no tarda de meterse en serios problemas. Situado en los años 60, la locura demencial del lugar se vuelve muy creíble, sobre todo porque uno espera que hoy en día los controles sobre estos lugares hayan mejorado, así como sus prácticas. Lo que me enganchó es que el terror de la locura es muy real, mucho más real que el terror a la mayoría de los tópicos que componen el habitual temario de las películas de terror. ¿Cuál es el problema de la temporada? Que no se sostiene por 13 episodios. A mi gusto comienza a flaquear en el episodio 6. Franka Potente hace una aparición en los capítulos 4 y 5, como alguien que se cree Ana Frank, y son los últimos capítulos que recuerdo haber visto con mucho más que gusto. Al final de la temporada, los escritores recuerdan que deben enganchar al espectador y sacuden la modorra saliendo un poco del manicomio, el capítulo 12 termina con una promesa de un gran capítulo final, el cual no está a la altura de esta promesa. Porque tiene buenos momentos, muchos personajes interesantes y una gran actuación de Jessica Lange, queda en un 3. Por Gastón.
Puntajes:
Federico:
Fito:
Gastón: 3
Leo:
Martín:
Rodrigo:
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